En 1755, después de muchos desvelos, sale a la luz el tomo I de la Bibliotheca Mexicana de Juan José Eguiara y Euguren, acompañado de importantes textos prologales o Anteloquia. Entre dichos textos se destaca el Aprilis Dialogus de Vicente López, que ofrece una contribución explícita a la defensa literaria del valor intelectual de los americanos en pleno s. XVIII. López utiliza la estructura dialógica a la manera ciceroniana en un texto donde es posible abordar distintos temas y tópicos en términos más completos. Así los interlocutores dialogan acerca del comercio librario entre Europa y América, el chocolate y su influencia sobre la inteligencia, la descripción del lugar donde se lleva a cabo el diálogo, las causas del surgimiento de la obra de Eguiara, la descripción de la ciudad de México y la pintura de la Virgen de Guadalupe. Se trata, pues, de un documento fundamental en términos identitarios y a la hora de abordar el proceso de construcción de un espacio de autoridad e independencia cultural, última etapa en el camino de concientización de la singularidad novohispana.