Con Pushkin el Romanticismo consolida su presencia en la literatura rusa, pero a la vez explora sus límites dando paso al surgimiento de un poderoso realismo, aunque en simultaneidad crítica otras formas poéticas singulares. Tensiones estéticas que están presentes en el poema narrativo Los gitanos, de 1824, y de las que la poeta Marina Tsvietáieva ha escrito: “Siempre sentí el calor en el pecho, pero no sabía que esto es – el amor. Yo creí que a todos les pasa, que siempre pasa así. Pero resulta que sólo les pasaba a los gitanos. Aleko estaba enamorado de Zamfira. Mientras yo estoy enamorada – de Los gitanos”.